"Honduras es el final de la cruzada de Hugo Chávez"
"Bolivia y Nicaragua seguirán siendo sus únicos aliados seguros", afirma Jackson Diehl, autor del artículo,
Estados Unidos.
"El socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez ha sido derrotado y va rumbo al colapso", sostiene Jackson Diehl en un artículo publicado el lunes en The Washington Post.
Mientras el mundo se concentraba en la crisis en Haití, América Latina, silenciosamente, "vivió un punto de inflexión en el conflicto ideológico que polarizó la región y que paralizó la diplomacia estadounidense durante la última década", agrega la nota.
El diario estadounidense señala que durante las últimas dos semanas, justo antes y después del terremoto en Haití, Chávez se vio forzado a devaluar la moneda venezolana, establecer y luego suspender cortes de electricidad masivos en la capital de Venezuela, "mientras el país era golpeado por la recesión, una inflación de dos dígitos y el posible colapso del sistema eléctrico nacional".
En el ámbito internacional, en Honduras, "una crisis de siete meses desencadenada por el intento de un protegido de Chávez (Manuel Zelaya) de romper el orden constitucional terminó silenciosamente", con un acuerdo que le enviará al exilio, mientras un político moderado elegido democráticamente asumirá la presidencia.
Por último, pero no menos importante, en las elecciones presidenciales de Chile, la economía más exitosa de la región, se produjo la primera victoria de un candidato de la derecha desde que el dictador Augusto Pinochet fuera depuesto hace dos décadas.
El presidente electo, Sebastián Piñera, un empresario y defensor del libre mercado, ya ha hecho algo que ningún dirigente chileno ni la mayoría de los países latinoamericanos ha estado dispuesto a hacer en los últimos años: confrontar a Chávez.
Venezuela "no es una democracia", dijo Piñera durante su campaña. "Dos grandes modelos se han formado en América Latina: uno está encabezado por gente como Hugo Chávez en Venezuela, (Fidel) Castro en Cuba y (Daniel) Ortega en Nicaragua... Definitivamente, creo que el segundo modelo es mejor para Chile.
Y ese es el modelo que vamos a seguir: la democracia, el estado de derecho, la libertad de expresión, la alternabilidad del poder sin el caudillismo", señaló en su momento Piñera, según The Washington Post.
Piñera sólo estaba diciendo lo obvio, pero dijo más de lo que su predecesora socialista, Michelle Bachelet, o el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha estado dispuesto a decir abiertamente. Ese silencio maniató los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama, quienes sentían, con razón o sin ella, que no debían ser los únicos en señalar el ataque de Chávez contra la democracia. "Piñera ya ha facilitado a Washington una oportunidad para denunciar las violaciones de derechos humanos en Venezuela", agrega el artículo.
Las declaraciones de Piñera se producen en un momento en que "Chávez ya se está recuperando de golpes diplomáticos, siendo Honduras uno de ellos". Si bien Honduras es un país pequeño, la lucha de poder entre la élite política establecida y el acólito de Chávez, Manuel Zelaya, se convirtió en una batalla regional entre partidarios y opositores de la izquierda chavista, con Brasil y otras democracias de izquierda en el medio.
"El resultado es una victoria para Estados Unidos, que fue prácticamente el único país que apoyó la elección democrática que puso fin al impase. Honduras es el final de la cruzada de Chávez para exportar su revolución a otros países. Bolivia y Nicaragua seguirán siendo sus únicos aliados seguros", afirma Diehl.
Lula, cuya tolerancia hacia Chávez ha empañado su intento por convertirse en un estadista de peso mundial, dejará su cargo a finales de este año y el candidato de su partido es superado en las encuestas por un aspirante presidencial más conservador.
La tragedia de Haití no hace más que profundizar el hoyo de Chávez. Frente a los ojos del mundo, Estados Unidos está dirigiendo una operación humanitaria masiva y los haitianos literalmente aclaman la llegada de los infantes de marina estadounidenses. "Chávez no tiene manera de conciliar estas imágenes con el mensaje central de su propaganda a los latinoamericanos, según el cual EEUU es un 'imperio' y una fuerza maligna en la región".
Además, Chávez enfrenta una crisis internamente. A pesar de la recuperación de los precios del petróleo, la economía venezolana atraviesa una profunda recesión y sigue hundiéndose aun cuando el resto de América Latina se recupera. Los economistas estiman que la inflación podría elevarse a 60% en los próximos meses. Mientras tanto, debido a una sequía, Venezuela enfrenta la amenaza de cierre de la central hidroeléctrica que abastece el 70% de la electricidad en el país.
Por otro lado, los venezolanos se enfrentan a la epidemia de la delincuencia: los homicidios se ha triplicado desde que Chávez asumió el poder, lo cual ha convertido Caracas una de las ciudades más peligrosas del mundo.
"Chávez despotrica sobre la 'ocupación' de Haití por parte de EEUU, su televisora estatal incluso afirmó que la Marina estadounidense causó el terremoto con una nueva arma secreta".
Adicionalmente, el 24 de enero, el gobierno venezolano ordenó a las empresas operadores de televisión por cable sacar del aire un canal opositor.
Sin embargo, "los índices de aprobación de Chávez siguen desplomándose: Han descendido a menos de 50% en Venezuela y 34% en el resto de la región. El caudillo ha sobrevivido a muchas malas noticias antes y bien pudiera superar esto. Pero el punto de inflexión en la batalla entre el populismo autoritario y la democracia liberal en América Latina ha pasado y Chávez perdió.
"Bolivia y Nicaragua seguirán siendo sus únicos aliados seguros", afirma Jackson Diehl, autor del artículo,
Estados Unidos.
"El socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez ha sido derrotado y va rumbo al colapso", sostiene Jackson Diehl en un artículo publicado el lunes en The Washington Post.
Mientras el mundo se concentraba en la crisis en Haití, América Latina, silenciosamente, "vivió un punto de inflexión en el conflicto ideológico que polarizó la región y que paralizó la diplomacia estadounidense durante la última década", agrega la nota.
El diario estadounidense señala que durante las últimas dos semanas, justo antes y después del terremoto en Haití, Chávez se vio forzado a devaluar la moneda venezolana, establecer y luego suspender cortes de electricidad masivos en la capital de Venezuela, "mientras el país era golpeado por la recesión, una inflación de dos dígitos y el posible colapso del sistema eléctrico nacional".
En el ámbito internacional, en Honduras, "una crisis de siete meses desencadenada por el intento de un protegido de Chávez (Manuel Zelaya) de romper el orden constitucional terminó silenciosamente", con un acuerdo que le enviará al exilio, mientras un político moderado elegido democráticamente asumirá la presidencia.
Por último, pero no menos importante, en las elecciones presidenciales de Chile, la economía más exitosa de la región, se produjo la primera victoria de un candidato de la derecha desde que el dictador Augusto Pinochet fuera depuesto hace dos décadas.
El presidente electo, Sebastián Piñera, un empresario y defensor del libre mercado, ya ha hecho algo que ningún dirigente chileno ni la mayoría de los países latinoamericanos ha estado dispuesto a hacer en los últimos años: confrontar a Chávez.
Venezuela "no es una democracia", dijo Piñera durante su campaña. "Dos grandes modelos se han formado en América Latina: uno está encabezado por gente como Hugo Chávez en Venezuela, (Fidel) Castro en Cuba y (Daniel) Ortega en Nicaragua... Definitivamente, creo que el segundo modelo es mejor para Chile.
Y ese es el modelo que vamos a seguir: la democracia, el estado de derecho, la libertad de expresión, la alternabilidad del poder sin el caudillismo", señaló en su momento Piñera, según The Washington Post.
Piñera sólo estaba diciendo lo obvio, pero dijo más de lo que su predecesora socialista, Michelle Bachelet, o el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha estado dispuesto a decir abiertamente. Ese silencio maniató los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama, quienes sentían, con razón o sin ella, que no debían ser los únicos en señalar el ataque de Chávez contra la democracia. "Piñera ya ha facilitado a Washington una oportunidad para denunciar las violaciones de derechos humanos en Venezuela", agrega el artículo.
Las declaraciones de Piñera se producen en un momento en que "Chávez ya se está recuperando de golpes diplomáticos, siendo Honduras uno de ellos". Si bien Honduras es un país pequeño, la lucha de poder entre la élite política establecida y el acólito de Chávez, Manuel Zelaya, se convirtió en una batalla regional entre partidarios y opositores de la izquierda chavista, con Brasil y otras democracias de izquierda en el medio.
"El resultado es una victoria para Estados Unidos, que fue prácticamente el único país que apoyó la elección democrática que puso fin al impase. Honduras es el final de la cruzada de Chávez para exportar su revolución a otros países. Bolivia y Nicaragua seguirán siendo sus únicos aliados seguros", afirma Diehl.
Lula, cuya tolerancia hacia Chávez ha empañado su intento por convertirse en un estadista de peso mundial, dejará su cargo a finales de este año y el candidato de su partido es superado en las encuestas por un aspirante presidencial más conservador.
La tragedia de Haití no hace más que profundizar el hoyo de Chávez. Frente a los ojos del mundo, Estados Unidos está dirigiendo una operación humanitaria masiva y los haitianos literalmente aclaman la llegada de los infantes de marina estadounidenses. "Chávez no tiene manera de conciliar estas imágenes con el mensaje central de su propaganda a los latinoamericanos, según el cual EEUU es un 'imperio' y una fuerza maligna en la región".
Además, Chávez enfrenta una crisis internamente. A pesar de la recuperación de los precios del petróleo, la economía venezolana atraviesa una profunda recesión y sigue hundiéndose aun cuando el resto de América Latina se recupera. Los economistas estiman que la inflación podría elevarse a 60% en los próximos meses. Mientras tanto, debido a una sequía, Venezuela enfrenta la amenaza de cierre de la central hidroeléctrica que abastece el 70% de la electricidad en el país.
Por otro lado, los venezolanos se enfrentan a la epidemia de la delincuencia: los homicidios se ha triplicado desde que Chávez asumió el poder, lo cual ha convertido Caracas una de las ciudades más peligrosas del mundo.
"Chávez despotrica sobre la 'ocupación' de Haití por parte de EEUU, su televisora estatal incluso afirmó que la Marina estadounidense causó el terremoto con una nueva arma secreta".
Adicionalmente, el 24 de enero, el gobierno venezolano ordenó a las empresas operadores de televisión por cable sacar del aire un canal opositor.
Sin embargo, "los índices de aprobación de Chávez siguen desplomándose: Han descendido a menos de 50% en Venezuela y 34% en el resto de la región. El caudillo ha sobrevivido a muchas malas noticias antes y bien pudiera superar esto. Pero el punto de inflexión en la batalla entre el populismo autoritario y la democracia liberal en América Latina ha pasado y Chávez perdió.
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