SABOTAJE A LAS ELECCIONES
La ciudadanía está preparada para ejercer su derecho constitucional a elegir a aquellos compatriotas en quienes ha depositado su confianza para que durante el cuatrienio 2010-2014 administren los destinos de la nación hondureña en los niveles presidencial, legislativo y municipal.
Igualmente, observadores internacionales también se alistan para dar fe de que el proceso electoral será transparente y honesto, a fin de que no quede la más mínima duda respecto a su credibilidad.
Los candidatos, por su parte, redoblan sus esfuerzos y propuestas, a efecto de que los votantes les otorguen su respaldo al momento de depositar su voto, que es el arma efectiva que indicará hacia donde se inclinará la mayoría de electores, dependiendo de factores tan diversos y complejos como la personalidad de los aspirantes, sus planes y estrategias para abordar la dramática realidad social y económica que experimentamos, sobre todo, después de los hechos del 28 de junio.
Por desgracia, grupos minoritarios están recurriendo a acciones desesperadas, que incluyen el terror y la intimidación, buscando, infructuosamente, que la población en edad de elegir no concurra a las urnas. Con ello están incurriendo en delitos penales y electorales que imponen sanciones a los infractores. Pretenden sembrar el caos recurriendo a diversas manifestaciones violentas, que van desde el estallido de artefactos explosivos hasta la propagación de falsos rumores, desde la agresión física hasta la pretendida toma de edificios y carreteras, en el proceso poniendo en peligro la vida de inocentes.
Lejos de amedrentar a los votantes, el resultado será, sin duda, que los votantes, mujeres y hombres, repudiarán este hostigamiento, y concurrirán masivamente a las urnas, demostrando con ello que están rechazando los intentos de minorías por imponer a toda costa su voluntad sectaria y dogmática. Aquellos (as) que aún dudan respecto a si concurrir o no a ejercer su inalienable derecho también se harán presentes para, de esta manera, demostrar a Honduras y al mundo que existe un consenso democrático respecto a que nadie ni nada podrá obstaculizar el ejercicio del voto, directo y secreto.
Ni las campañas psicológicas ni el terrorismo, ni los ataques contra los medios de comunicación deben lograr el objetivo que buscan los anarquistas de acobardar y silenciar a las mayorías para hacer sentir su determinación de escoger a sus autoridades el domingo 29 de noviembre.
La ciudadanía está preparada para ejercer su derecho constitucional a elegir a aquellos compatriotas en quienes ha depositado su confianza para que durante el cuatrienio 2010-2014 administren los destinos de la nación hondureña en los niveles presidencial, legislativo y municipal.
Igualmente, observadores internacionales también se alistan para dar fe de que el proceso electoral será transparente y honesto, a fin de que no quede la más mínima duda respecto a su credibilidad.
Los candidatos, por su parte, redoblan sus esfuerzos y propuestas, a efecto de que los votantes les otorguen su respaldo al momento de depositar su voto, que es el arma efectiva que indicará hacia donde se inclinará la mayoría de electores, dependiendo de factores tan diversos y complejos como la personalidad de los aspirantes, sus planes y estrategias para abordar la dramática realidad social y económica que experimentamos, sobre todo, después de los hechos del 28 de junio.
Por desgracia, grupos minoritarios están recurriendo a acciones desesperadas, que incluyen el terror y la intimidación, buscando, infructuosamente, que la población en edad de elegir no concurra a las urnas. Con ello están incurriendo en delitos penales y electorales que imponen sanciones a los infractores. Pretenden sembrar el caos recurriendo a diversas manifestaciones violentas, que van desde el estallido de artefactos explosivos hasta la propagación de falsos rumores, desde la agresión física hasta la pretendida toma de edificios y carreteras, en el proceso poniendo en peligro la vida de inocentes.
Lejos de amedrentar a los votantes, el resultado será, sin duda, que los votantes, mujeres y hombres, repudiarán este hostigamiento, y concurrirán masivamente a las urnas, demostrando con ello que están rechazando los intentos de minorías por imponer a toda costa su voluntad sectaria y dogmática. Aquellos (as) que aún dudan respecto a si concurrir o no a ejercer su inalienable derecho también se harán presentes para, de esta manera, demostrar a Honduras y al mundo que existe un consenso democrático respecto a que nadie ni nada podrá obstaculizar el ejercicio del voto, directo y secreto.
Ni las campañas psicológicas ni el terrorismo, ni los ataques contra los medios de comunicación deben lograr el objetivo que buscan los anarquistas de acobardar y silenciar a las mayorías para hacer sentir su determinación de escoger a sus autoridades el domingo 29 de noviembre.
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